Por: Asela María Lamarche.
La más dura Yenny Berenice.
¡La mejor!
Siempre me ha caído muy bien.
Y siempre la he apoyado y admirado.
Es una mujer muy preparada, que ha dado cátedras en estrado.
No tiene miedo.
Y encima es una chulada de mujer.
Atractiva, bien vestida, guarda a pesar de su dureza en estrado, una feminidad muy dulce y linda.
Yo me la gozo a ella como ustedes no se imaginan cuando empieza a repartir » boches finos » y a hacer revelaciones de la podredumbre que había aquí.
Cuando reveló ahora que una pastora era socia de un drink yo me dije a mi misma: » no, pero ya si es verdad que se había tocado fondo «. Y que manejaba cientos de millones » en el nombre de Dios «.
¡Sacrílega, blasfema! ¿Y qué pastora es esta?
¡Será del fuego de los avernos!
¡Dios reprenda!
Yo que me crié y gradué con Raquel Arbaje, la primera dama, en un colegio católico, apostólico y romano, donde teníamos que rezar tres veces al día e izar la bandera al llegar al colegio y bajarla al marcharnos para casa, con esa disciplina y ese fervor religioso para nosotras ver cosas como estas es duro, muy duro.
¿Adónde íbamos a parar?
Por eso es que al presidente Abinader hay que darle todo el mérito.
Porque está dejando que la justicia sea verdaderamente independiente y haga su trabajo.
Démosle todo el apoyo a Jenny Berenice Reynoso y a doña Miriam Germán Brito, y a todo ese equipo de la Procuraduría General de la República, incluido el doctor Wilson Camacho, tremendo abogado y ser humano, excelente por igual.
¡Esa es una triada genial!
¡Que empiecen a tirar también esos más de 500 expedientes, que dijo la doña que tenían, que aquí la ciudadanía espera sedienta de justicia!